23 de diciembre de 2011

Secret Nuclear Bunker (2ª parte)

Esta es la segunda parte del reportaje dedicado al que fuera uno de los secretos mejor guardados del Reino Unido.

Para conocer la historia completa es necesario leer la primera parte. 

Protect and survive
Como decíamos, las autoridades de los países occidentales tenían un gran temor a que los soviéticos lanzaran un devastador ataque nuclear.

Ante ese nuevo tipo de guerra no había muchas posibilidades de defensa, por lo que desde 1963 el Gobierno Británico fue preparando y actualizando una serie de folletos y películas que indicarían a la población el modo de actuar.

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En 1976 el Ministerio del Interior a través la Oficina Central de Información elaboró el programa “Protect and survive” consistente en un cuadernillo explicativo, 20 películas animadas y algunos mensajes radiofónicos.

Todo este material, que se envió a las autoridades locales y a los departamentos de Policía y Bomberos, estaba listo para ser difundido en caso de crisis grave o de guerra inminente.

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El Gobierno decidió distribuirlo sólo en caso de emergencia porque estimó que así tendría un impacto mayor en la población pero optó por publicarlo ante el interés suscitado por el público desde que a principios de 1980 el programa se diera a conocer mediante una serie de artículos en el diario The Times.

1980

En mayo de 1980 se puso a la venta una pequeña tirada de cuadernillos porque se pensó que no tendrían demasiado atractivo en tiempos de paz, pero lo cierto es que de las 2000 copias de aquella edición apenas sobraron unos pocos ejemplares.

El cuadernillo
Dividido en cuatro secciones y con un lenguaje claro y conciso, el cuadernillo de 30 páginas editado por Her Majesty’s Stationery Office se podía adquirir en las oficinas de Correos al precio de 50 peniques.

En el prólogo se explica que “Si el país ha de hacer frente a una inminente amenaza de guerra nuclear, una copia del folleto será distribuida en cada hogar como parte de una campaña de información pública que incluirá además anuncios de radio y televisión

También se apunta que “El folleto ha sido diseñado para ser distribuido de manera gratuita en caso de evento nuclear pero que ha sido puesto a la venta para todos aquellos que quieran estar informados sobre lo que hacer si llega el momento

En la primera sección llamada “El reto de la supervivencia” se relatan los dos principales peligros a los que se expondrían los ciudadanos con el estallido de una bomba atómica: la propia explosión, el calor generado y el letal polvo radioactivo.

En la segunda, “planificando la supervivencia”, se indica cómo construir la “fall-out room”, una habitación lejana a las paredes exteriores en la que cobijarse en cuanto se anunciará la caída de la bomba.

Esta sección incluye el apartado “Kit de supervivencia”, que es una lista de artículos y procedimientos para vivir sin tener que salir de la “fall-out room” durante al menos dos semanas.

En ella se aborda desde la cantidad de comida, agua y artículos de higiene necesarios por cada persona hasta el modo de deshacerse de los desperdicios generados.

La tercera parte, con el título genérico “Protegerse y sobrevivir”, habla de las señales de alarma: una sirena oscilante sonaría cuando se detectara el ataque aéreo, tres explosiones secas cuando se detectase polvo radioactivo y una sirena plana cuando el peligro hubiera pasado.

Se explica, además, cómo proceder cuando se escuche alguna de las señales de alarma, cómo minimizar el riesgo de incendios e incluso qué hacer en el caso de existir heridos o fallecidos.

La cuarta y última parte “Su lista de repaso” es una tabla escribible para asegurarse de que no se ha pasado nada por alto.

También incluye un listado de lo más importante y un nuevo recordatorio de las señales de alarma.

Las películas
El programa “Protect and Survive” también estaba apoyado por 20 sencillos cortos animados con efectos de sonido, música y voz en off.
En cada uno de ellos se repasa un aspecto esencial de la supervivencia en caso de un ataque con armamento nuclear.

En un principio fueron considerados como material clasificado y la intención gubernamental era emitirlos por los canales de televisión únicamente si se hubiera tenido la certeza de un ataque durante las siguientes 72 horas.
Sin embargo, las filtraciones de las películas a alguna organización antinuclear o a determinados medios de comunicación acabaron con el “secreto”.

Los cortos estaban narrados por el actor y locutor Patrick Allen.

En la cabecera se puede ver el clásico hongo nuclear sobre el que aparece una familia debidamente protegida por una gruesa circunferencia (excepto en el primero, en el que sólo vemos la explosión).

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Al final de cada corto se jugaba con esa misma idea, siendo las palabras “Protect and Survive” las que construyen el círculo protector que rodea a la familia.

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La inquietante música electrónica que lo acompaña es obra del compositor Roger Limb.

Para no llenar el reportaje con las 20 películas (cuya visión recomiendo especialmente) todas ellas están disponibles en aquí.

Hole in the ground – Nivel intermedio
En la primera parte visitamos las salas del nivel inferior y en esta segunda nos vamos a ocupar de los niveles intermedio y superior.
Ambos niveles son algo más pequeños pero también esconden multitud de curiosidades.

Y como hicimos en esa primera parte iremos dependencia por dependencia mezclando las fotografías con la explicación de su función.

13. Las habitaciones

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Como explicábamos en el aparatado “La necesidad de los búnkeres” el refugio de Kelvedon Hatch tenía la categoría R4 del programa, es decir, como centro de gobierno.

En el escenario de un ataque nuclear un Comisionado (que sería un miembro del Gabinete) ayudado por otro ministro o funcionario de alto rango se haría cargo del área metropolitana de Londres como si se tratara del Gobierno Central.

Para ellos estaban destinadas dos modestas pero bien equipadas habitaciones, pues su tarea requeriría que estuvieran de servicio las 24 horas.

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Como curiosidad apuntar que si no hubiera sido posible evacuar a ningún miembro del Gobierno, los puestos de Comisionado y de Oficial Principal serían ocupados por civiles de reconocido prestigio.

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La tercera habitación, algo mayor, habría estado destinada al Primer Ministro en el supuesto de que se encontrara en Londres o sus alrededores.
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14. La planta de administración

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Para asegurar el funcionamiento de las instituciones durante el periodo posterior a una explosión nuclear, en esta gran sala había una representación de cada estamento esencial para el gobierno del país.

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Entre ellos, todos los ministerios, los departamentos de Policía, Bomberos y Protección Civil, el Jefe del Estado Mayor o el enlace con la OTAN.

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15. Servicios generales

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En este pequeño cuarto estaba el almacén del material de oficina, el papel y los objetos de escritorio.

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Cuenta la leyenda que el encargado era tan minucioso que antes de solicitar un lápiz nuevo el personal tenía que entregar el cabo del utilizado.
Previamente tenían que haberlo aprovechado al máximo colocándolo en un pequeño tubo metálico.

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Hole in the ground – Nivel superior
La última planta del búnker estaba principalmente destinada a los dormitorios de la tropa, aunque también había otras cosas interesantes.

16. La enfermería

Dar cobijo a 600 personas que además no podrían salir a la calle durante alrededor de 3 meses suponía un reto bastante importante.
Para no dejar nada al azar, en el búnker se instaló una enfermería con quirófano completo, sala de curas e incluso depósito de cadáveres.

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Originalmente en este espacio se guardaban las baterías de reserva para los equipos de comunicaciones, ya que la guarnición que servía en el búnker se alojaba en el cercano aeródromo de North Weald.

17. Los aseos

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Aunque hay más aseos por todo el refugio los de esta planta son los principales dada su proximidad a los dormitorios.

En las pastillas de jabón está grabado el escudo de la Reina Isabel II

… pero lo más curioso es el papel higiénico, que además de ser “propiedad del gobierno”, tiene inscrita la leyenda “utilizar por las dos caras”.

El búnker disponía de dos enormes depósitos de agua en la parte superior con una capacidad conjunta de 110.000 litros que se iban rellenando continuamente y que servían tanto para el saneamiento como para el consumo.

En un escenario de ataque el suministro de agua dependería únicamente de la que hubiera almacenada, dejando tan sólo 2 litros por persona y día.

Esto habría hecho necesario el uso métodos químicos tanto para la higiene personal como para los retretes.

18. Los dormitorios

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Evidentemente el refugio no disponía de 600 literas, pues estas habrían ocupado muchísimo más espacio.

El búnker, para que todos los habitantes pudieran descansar, se regía por el sistema de “cama caliente”: cuando uno se levantaba, en ella se acostaba la persona que en ese momento terminaba su turno.

DSC02825DSC07545DSC07555Aunque en principio pueda sonar un poco extraño, este sistema no es nuevo: prácticamente todos los submarinos del mundo lo utilizan.

 

19. La Cantina

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Este era el único lugar que permitía un poco de esparcimiento en el escaso tiempo libre del que se disponía en el búnker.
También era la única dependencia en la que se podía fumar.

Tenía un servicio de cocina funcionando las 24 horas concebido para alimentar a cada uno de los turnos de servicio.

Por el espacio que ocupaban se desestimó la idea de instalar congeladores: toda la comida que se almacenaría en caso de crisis nuclear sería seca o enlatada.

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Ahora la cantina es el final de la visita y sigue funcionando como tal: los Parrish se han hecho cargo de los fogones y sirven diariamente deliciosa comida a un precio muy razonable.

La construcción del refugio costó 1,5 millones de Libras (1,72 millones de Euros) en 1952.
Para transformarlo en RGHQ en los años 60 se invirtieron 10 millones de Libras (1,15 millones de Euros) y en los 90 se presupuestaron otros 10 millones para modernizar la maquinaria, aunque con la caída de la URSS la reforma no se llegó a ejecutar.
Hoy en día costaría más de 100 millones de Libras (115 millones de Euros) construir algo equivalente.

Cómo visitar el búnker
Al principio de este reportaje decíamos que el búnker está detenido en el tiempo pero no abandonado.

Si alguno de los lectores quiere visitarlo sólo tiene que darse un “paseo” hasta Londres, desde allí desplazarse hasta la cercana Kelvedon Hatch (unos 50 kilómetros) y meterse directamente en “el agujero del suelo”.

Más información, tarifas y planos en su página web.

 

Texto: Tomás Ruiz

Fotografías: Daphneé García, Iván Jaspe y Tomás Ruiz

 

Nuestro más sincero agradecimiento a la Familia Parrish, sin cuya ayuda hubiera sido imposible elaborar este artículo.

5 comentarios:

Daphnee Garcia dijo...

Increible como siempre, que aunque no es un abandono, es parte de la historia.
Si se tiene la posibilidad de visitarlo, gracias a este reportaje podreis verlo mucho mejor, comprender la guerra fria y como se vivio en esa epoca.

Jose | Videos de humor dijo...

Espectacular como siempre!

Esperando al tren dijo...

Muchas gracias, Jose :-)

Maquinas y Escombros Urbex dijo...

Completo, completo, hasta los videos has conseguido, desde luego lo tuyo es documentarte. Eso si te falta la foto del cirujano - challenge accepted, jajaja. Es broma, muy bueno todo señor.

Esperando al tren dijo...

Gracias Nano.
Si te fijas mucho mucho en la primera foto de la enfermería está el amigo ;-)