13 de diciembre de 2007

Camping La Dinguette y l’Aire d’Eden

Poco podemos contar de la historia de este antiguo camping situado en el departamento francés de Lot y cerca del pintoresco pueblo de Cressensac.

Por más que hemos buscado en internet o preguntado a la gente, nadie parece saber nada de los motivos por los que dejó de funcionar, aunque todo apunta la reducción del tráfico de la RN20 a raiz de la puesta en servicio de la autopista A20 en 1992.

Al contrario de lo que sucede en España, en el país galo la práctica del camping es más por motivos culturales que por motivos económicos.
Mientras que muchos españoles vemos en el camping una manera menos cara de pasar las vacaciones, los europeos en general y los franceses en particular lo ven como una forma de turismo diferente.

No es extraño ver por sus carreteras vehículos de altísima gama dotados de su correspondiente enganche y arrastrando auténticos palacios rodantes.

Este interés por la acampada que tienen nuestros vecinos consiguió que se abriesen cientos de espacios dedicados a ello en las décadas de los 70 y 80.

Si echamos un vistazo a una guía de esa época vemos que no había pueblo, grande o pequeño, sin su correspondiente camping.

Pero como todo, el exceso de oferta ha propiciado que sólo los mejor situados o con mejores servicios hayan sobrevivido.
Hace años las comunicaciones por carretera eran muy diferentes. El tráfico circulaba por multitud de vías de doble sentido y atravesando los pueblos, “obligando” a los conductores a hacer su viaje en más etapas antes de llegar al destino elegido.

Ahora las autopistas, la alta velocidad ferroviaria y las aerolíneas low-cost han condenado a las antiguas “carreteras generales” a servir únicamente al tráfico interno entre los pueblos que unen.

Por ello, muchos campings pequeños y medianos del interior se vieron obligados a echar el cierre. Este es, con toda seguridad, el caso de La Dinguette.

El camping se dividía en dos zonas, una para caravanas y otra, más grande, para tiendas.

Empezando por ésta última, la zona de tiendas contaba con los servicios básicos y para acceder al el restaurante o la piscina los campistas habían de desplazarse unos 200 metros, hasta el sector de las caravanas.

Entre las cosas que aún se pueden ver destacan las casetas de los aseos, de sencillez casi castrense y por lo que parece, dotados únicamente con agua fría.

Aunque tapiados, si nos asomamos por las ventanas superiores podemos ver los lavabos, las duchas y los retretes.

Desperdigados por la inmensa arboleda encontramos mesas de picnic, farolas y papeleras…

…alguna de las cuales conserva entre otros desperdicios este vaso de Cocacola de ¡Barcelona 92!

De los caminos que unían las diferentes parcelas apenas quedan vestigios y sólo podemos intuirlos siguiendo los esqueletos de las papeleras.

Esta otra caseta, de igual estilo arquitectónico que los aseos, hacía las veces de quiosco-heladería.

A la zona de caravanas se llegaba por este camino, encontrándonos la recepción a la derecha y la piscina a la izquierda.

La velocidad máxima en el recinto era de 30 Km/h, como apenas se distingue en esta vieja señal.

Dos leones de piedra flanqueaban la entrada al restaurante, pero su reducido tamaño hace que tenga un aspecto casi grotesco.

La piscina no era muy grande, pero sí lo suficiente para darse un buen chapuzón en la época estival. Cabe reseñar que estamos en pleno centro de Francia y que las temperaturas medias veraniegas rondan los 30º

Adentrándonos un poco más llegamos al edificio sanitario, con los aseos, el lavadero y los fregaderos.

Allí han almacenado todo tipo de trastos, como relojes de pared, maletas, un sillón, una nevera de helados…

… y una nevera doméstica repleta de comida e incluso tres botellas de champagne sin abrir.

Si miramos atentamente entre los árboles divisamos dos caravanas olvidas para siempre en el no menos olvidado camping.

Una de ellas estaba abierta, por lo que pudimos echar un vistazo a su interior.

Y también abandonado, delante de la puerta del edificio del restaurante-recepción, un camión aparcado posiblemente para siempre.

A la altura del camping pero en el lado opuesto de la calzada estaba l’Aire d’Eden, de los mismos propietarios y que se mantuvo en funcionamiento hasta 2005, trece años después del cierre de La Dinguette.

Tres edificios daban servicio a los dos grandes aparcamientos (uno por sentido de circulación) que formaban el área de reposo de Cressensac.

En enero de 2006 el Estado francés transfirió la gestión de las carreteras nacionales a los diferentes departamentos (entidades jurídicas similares a las provincias españolas)

El departamento de Lot estimó que su coste era muy elevado para el volumen de usuarios del área de Cressensac, por lo que clausuro todas sus instalaciones.
Según leemos en una de sus publicaciones, también influyo que parte de las dependencias del nuevo aeropuerto está proyectado que se construyan en estos terrenos.

El edificio principal del “complejo” era una pequeña cafetería que además tenía helados, recuerdos, postales, tarjetas telefónicas…

A su derecha había una especie de supermercado (que probablemente también servía a los campistas) en el que además de alimentación general se podían comprar productos regionales y bocadillos para llevar.

Por último, al lado izquierdo existía un taller dedicado a la fabricación y venta de artesanía y cerámicas.

El método utilizado para clausurarlas fue levantar terraplenes de tierra al borde mismo de la calzada, impidiendo tanto el estacionamiento como el acceso de los vehículos a las instalaciones.

Y por si alguno se lo había preguntado, en español “La Dinguette” significa… “La Loca

Texto: Tomás Ruiz
Fotografías: Daphneé García y Tomás Ruiz

Las fotografías de la A20, la estación de servicio ESSO de los 60 y los carteles de la RN20 de piedra han sido sacadas del foro SARA y de Panneaux Michelin.

4 comentarios:

Toni Solano dijo...

Tengo una caravana, así que igual me animo... (tal vez podría rodar una película de miedo).

Esperando al tren dijo...

Calla, calla...
No veas que miedo cuando anocheció... ruidos por todas partes y Pepita (la otra "Celosa" que estaba) metida en las caravanas haciendo fotos...
Curioso lugar, sí.
Te coges la caravana (y un trabuco) y hacemos una quedada ;-)

Mayte dijo...

y me pregunto yo... siempre llevas la camara encima?? me encanta

Feliz Año nuevoooooooooooooo

estas perdido ehhhh

besitossss

Esperando al tren dijo...

Siempre, siempre... jajajajaja...
Hablando en serio, no es que la lleve siempre, pero cuando nos vamos de exploración llevamos todo el equipo.
Y si un día encuentro algo abandonado y no llevo cámara, lo marco en el GPS y vuelvo con ella.
Feliz año, Maytechu!